Aunque
Griffith se creó su propia historia adjudicándose el ser el pionero de
varios descubrimientos cinematográficos sin serlo, no hay quién dude de la
importancia decisiva de su tarea de realizador para servirse de la técnica y
descubrir, expandir y consolidar gran parte de lo que hoy se considera el
lenguaje cinematográfico. Su primera aportación está en la forma de utilizar
el conjunto de habilidades técnicas para contar mejor sus historias. Desde
1908 rodó infinidad de cintas, hizo todos los experimentos concebibles, en
momentos, como afirman varios autores en los que, al no existir reglas ni
escuelas de rodaje, todo era permitido. Rodó igualmente casi todos los tipos
y géneros del cine, y se le adjudican la mayoría de los descubrimientos del
lenguaje cinematográfico.
Con su
película El nacimiento de una nación (The birth of Nation, 1915) el
cine comienza una nueva era, que pasa de los balbuceos de sus pioneros a
adquirir técnicas y lenguaje propios. Otro film clásico suyo,
Intolerancia (1916), define su sentido de los tiempos y los espacios
cinematográficos, en los que juega con el tiempo narrativo, muy diferente ya
al tiempo real. Le preocupa más la imaginación y el mensaje que quiere
trasmitir que la cronología de los hechos y la coherencia y adecuación con
la realidad, al igual que a algunos directores rusos pocos años más tarde.
Una curiosidad de Griffith es que no hacía guión por muy complicada que
fuera la historia que contar; todo estaba en su cabeza y dirigía, rodaba y
montaba sus películas al mismo tiempo. Algunas incoherencias de sus
filmaciones son fruto de su estilo de trabajo.
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En 1908
las películas se rodaban en hangares de vidrio, pues apenas había luz
eléctrica, con una cámara operada por un señor con visera que silbaba
mientras tanto una marcha militar para poder marcar el ritmo de la manivela,
a la cadencia de 16 imágenes por segundo.
La
minuciosidad de Charles Chaplin era tal, que al rodar la escena del desayuno
de Chaplin y el niño, en «El Chico», de un minuto de duración, tardó
dos semanas en rodarse y consumió 14.000 metros de película. La secuencia
del encuentro entre el vagabundo y la ciega en «Luces de la ciudad»
tardó en rodarse una semana, creándose conflictos importantes entre el
equipo técnico y Chaplin por el rigor y perfección exigido en cada toma.
todo mal esta eso.un uno
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